sábado, 9 de mayo de 2015





EL DESIERTO DEL SAHARA


El Sahara es el desierto más grande del planeta; alberga de mala gana varias especies de animales y de plantas. Mide desde el Mar rojo, pasando por el Nilo, hasta el Atlántico 5000 Km; ostenta la temperatura más alta registrada: 58° C a la sombra. Sólo una parte es de arena, el resto es piedra y gravilla, con montañas y canales que testimonian la antigua presencia de abundante agua y vegetación; de hecho se han conservado unas pinturas rupestres que datan de hace unos 5000 años y que muestran habitantes y cazadores, además de abundantes antílopes y otros rumiantes; así mismo, se conservan unos pocos cipreses en unos desfiladeros que tienen una edad entre 2000 y 3000 años. 



Origen de los desiertos
Se explica el origen del desierto, o de la desertificación, por un cambio climático iniciado hace un millón de años, con el final de la era glacial; el planeta se fue calentando y las lluvias se fueron retirando cada vez más hacia los polos; los lagos se secaron, el viento se llevó la tierra fértil, los animales migraron hacia zonas con vegetación; “una llanura extensa y fértil se transformó definitivamente en roca desnuda y arena”; se supone que este proceso se ha repetido en ciclos, pasando por fertilidad y aridez. 



Origen DEL SAHARA
Durante el Neolítico, antes de que la desertización se pusiera en marcha, en torno al año 9500 AC la zona del Sudán central había sido un rico entorno que daba sustento a importantes poblaciones que habitaban zonas ocupadas actualmente por el desierto, como el Wadi el-Qa'ab. Hacia el milenio 5 a. C., los pueblos que habitaban lo que actualmente se conoce como Nubia, participaron de lleno en la llamada "revolución agrícola", llevando un estilo de vida sedentario y domesticando plantas y animales. El arte rupestre que se conserva en rocas del Sahara indica la presencia de un culto al ganado similar al que se puede encontrar en Sudán y en otras sociedades pastoralistas africanas actuales. Se han encontrado megalitos en Nabta Playa, restos de lo que probablemente sean los primeros ejemplos de instrumentos de arqueo astronomía de la humanidad y que antecedieron a Stonehenge en cerca de 2000 años.  Esta complejidad, tal y como se observa en Nabta Playa, y tal y como se deduce de los diferentes niveles de autoridad dentro de las sociedades de la época, seguramente formaron la base de la estructura tanto de la sociedad neolítica de Nabta como del Antiguo Imperio de Egipto.


VEGETACIÓN
A causa de la escasez del agua, el Sahara es casi privado de flora. De la vegetación mediterránea que cubría las montañas del Sahara antes de que se convierta en un desierto, quedan sólo una adelfa y un ciprés del tassili, cerca del gueltas.
Las plantas son adaptadas al medioambiente para reducir la evaporación y aumentar la absorción de agua: hojas muy pequeñas, raíces muy largas capaces de zambullirse en los lechos más húmedos del suelo (acacias, tamarisco), acumulación de agua en los tejidos y las hojas recubiertas con cera (suculentos), perder sus raíces y dejarse transportar para absorber la humedad de la atmósfera (rosas de Jericó), chupar la linfa de las raíces de otras ( Cystanche), perder sus hojas en caso de aridez y dejarlas crecer en temporada húmeda (zilla), convertir sus hojas en hojas incomibles (manzano de Sodoma), …
Podemos encontrar algunos arbustos aislados (tamariscos, acacias) en la cama de los ríos. Los aguaceros raros pueden arrastrar el retoño (crecimiento) de un prado (pradera) flaco y temporal, el acheb, buscado (investigado) por los nómadas.
La palmera datilera, introducida por los árabes, es indispensable para la existencia del hombre en los oasis: los dátiles son un alimento muy energético, los troncos sirven para la fabricación de las vigas, el follaje sirve para la fabricación de las cestas, las cuerdas, las esteras (trenzas) y la cubierta para las cabañas,… protege del sol, los árboles frutales que, a su torre (vuelta), protegen los cultivos de hortalizas.



FAUNA
En el desierto de Sahara se han registrado 70 especies de mamíferos, 90 de pájaros residentes y cerca de 100 especies de reptiles. Estos animales deben enfrentarse al escás de agua, al clima extremadamente seco y a las grandes variaciones de la temperatura que oscilan por encima de los 50 grados en los meses más calurosos.



DROMEDARIO

Pariente cercano del Camello, el Dromedario puede permanecer hasta 17 días sin beber ni comer, pero cuando encuentra un oasis de agua, bebe hasta 100 litros en 10 minutos. Una hilera extra de cilios protege sus ojos y sus narinas de las arenas del desierto. La joroba, que puede pesar hasta 35 kilos, no retiene agua, pero sí grasa que lo abastece de energía durante el ayuno. El agua queda “almacenada” en los tejidos y en la sangre. Cuando pisa sobre la arena, una capa de gordura bajo su pata se expande, evitando el contacto con el suelo caliente y arenoso.
 


CERASTES CERASTES
Cuando se esconde en la arena, apenas sus dos cuernos quedan visibles. Bichos ingenuos se aproximan a ellos creyendo que son comida, convirtiéndose en presas fáciles de la víbora. Además de ser muy astuta, es una de las serpientes más flexibles del planeta. 




 

VARANUS GRISEUS

Lo posición de sus narinas, cerca de los ojos, permite que el lagarto se entierre en la arena para esconderse del sol. Durante noviembre y marzo, el lagarto inverna. Es muy habilidoso para la caza ya que corre 30 km/h. Sus víctimas preferidas son los pequeños mamíferos, pájaros, escorpiones y serpientes.


 

ESCORPIÓN DORADO ISRAELÍ

El escorpión dorado duerme bajo las piedras del desierto durante el día y sale por la noche. Absorbe el agua de los parásitos, grillos y otros insectos.  Sus heces son extremadamente secas ya que tiene un índice de pérdida de agua de apenas 0.01% de su peso por hora, el más bajo entre los animales del desierto.




ADDAX
Es una especie en antílope que puede vivir meses enteros sin beber agua. Herbívoro, se alimenta de gramíneas, de dónde saca el agua que necesita. Vive en grupos de 5 a 20 animales y tiene hábitos nocturnos o crepusculares. De día, se protege del calor escondiéndose en cuevas.  








El efecto de la lluvia en los desiertos
Los desiertos transforman todo su paisaje cuando llueve, se vivifican velozmente, mostrando lo fértil de su tierra (los oasis son una demostración del potencial del desierto si lloviera en sus tierras); gran parte del terreno se puebla de flores de los más variados colores muy súbitamente: son las semillas que esperaban por el agua para florecer. Como a veces hay amagos de lluvia, muchas plantas han desarrollado encimas retardadoras del crecimiento que reconocen cuando hay agua abundante y cuando no; pero una vez que germinan deben hacerlo muy rápidamente, hasta alcanzar la madurez y entregar nuevamente semillas.
Con la lluvia también surgen sapos del desierto, en el desierto de Arizona, que habían permanecido diez meses enterrados a 30 cm debajo del suelo; salen por las grietas y se dirigen de inmediato hacia las charcas a llamar a las hembras; se aparean y se olvidan todos unos de otros, las hembras depositan sus huevos en las charcas y se dedican todos a saciarse de comida, pues no volverán a ingerir nada en diez meses; comen artemias, pequeños crustáceos traídos por el viento, y algas que han crecido a partir de sus esporas, al igual que los renacuajos, que crecen a una velocidad asombrosa: aparecen un día después de haber sido fecundados los huevos.
Según lo que coman, se desarrollarán distintamente: los que comen artemisas, crecerán más rápido en un principio, serán carnívoros y devorarán a sus hermanos comedores de algas, pero si no sigue lloviendo los carnívoros tienen menos posibilidades de seguir creciendo, entonces los vegetarianos lograrán el desarrollo completo, que en la práctica consiste en desarrollar las patas suficientes como para saltar de la charca y no morir ahogados cuando se seque. Los jóvenes y viejos sapos empiezan a enterrarse cuando la lluvia cesa, sólo dejan sus fosas nasales al descubierto; en el intertanto, aves y lagartos gozan de un festín.